280 PANORAMAS DE LA VIDA
la morena cabeza del jóven dormido, y el diálogo continuó.
—Bruno, me escuchas ?
—Oh! sí.
—Conoces la hacienda de Arcori?
—De paso; pero nunca estuve en ella!
—Pues yo te ordeno ir allí, y recorrer la casa en mi memoria.
—Estoy viéndola, y recorro sus habitaciones. A oscuras están todas ménos una, donde arde una lámpara.
—¿ Quién se halla en ese cuarto?
—Nadie.
—Nadie! Mira bien.
—Está desierto.
La mujer frunció el entrecejo.
—$Si fuera posible! murmuró, luego, alzando la voz:
—Mira la habitacion que está en el lado derecho de la galería: ¿que ves?
—Un hombre dormido, con una mano sobre el corazon, y torvo el ceño. Está bajo la accion de una pesadilla.
—Mira ahora hácia el cuarto del lado izquierdo.
—Un hombre, tambien; pero este no duerme oo. « Ah! .... ¡el jóven blondo! .... que tú