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274 PANORAMAS DE LA VIDA

Está triste; pero su tristeza, como el perfume suave de la violeta, se siente sin saber de donde viene; porque no se muestra ni en sus palabras ni en su semblante, y vaga en aquellas y en este como una sombra misteriosa, que realza el encanto esparcido en toda su persona.

Pláceme el abandonar mi corazon al sentimiento de fraternal ternura que me inspira este bello jóven, amado de Enrique cual un hermano; y con frecuencia, olvidando la reserva de mi sexo respecto al suyo, abrázolo, y beso su blanca frente con la misma confiada familiaridad que besaba la tuya.

Sin embargo, ayer durante el paseo riendo de un chiste de mi padre, apoyé mi mano en el hombro de Luis, que iba á mi lado. Por casualidad, en ese momento mis ojos encontraron los de Inés, que fijaron en mí una mirada . . . . Dios mio! qué mirada! Habríasela creido una llama del infierno!

Mas, al instante, y por una transicion peculiar á la raza felina, aquella mirada feroz cambióse en una dulcísima, que me enviaron sus adormidos ojos envuelta en una hechicera sonrisa.

No me queda ya duda: ama á Luis y mi fraternal cariño le hace sombra. Qué locura!

No obstante, y por mas que me esfuerce á desechar