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256 PANORAMAS DE LA VIDA deseara ir allí. Nada de ello habla mi padre. Quizá

cree que el aire volcánico de Arequipa me conviene mas que la húmeda atmósfera de la costa.

Nombré á mi padre, y hélo ahí . . . . Oculto mi carta y cierro mi carpeta para ir á darle un beso . . . . Querido papá! Ah! ¿por qué me es

forzoso esconder á su mirada la mas hermosa parte de mi corazon: la qué ocupa tu imágen? Y sin embargo no siento remordimientos; por que amándote redimo el único pecado de que puede acusarse á esa noble alma, el de proscribir el santo afecto QUE MOS UNl o... o... . +... ......

Continúo mi carta, ¿sabes en dónde? En las Lomas de Tambo, sentada bajo un bosque de olivos, ála vera de un cañaveral.

Alguien habló á mi padre de la salubridad de aquellos sitios, y una palabra mia lo decidió.

Un mundo de alegres peregrinas se ha derramado en tolderías y campamentos que hacen del valle una inmensa feria. Las alboradas son deliciosas, regadas por una lluvia de vapores casi liquidados que se cuaja sobre las flores en luminosos brillantes.

Yo me he formado en la linda casa de la hacienda un confortable aposento compuesto de un salon, una alcoba y un retrete, donde me visto, leo y almuerzo con mi padre. Gusto de pasearme sola; y los turistas me llaman la dama del Lago, sin duda por