236 PANORAMAS DE LA VIDA
« Tomé asiento en un (ren-way y fuí á verlo allí.
« Era un domingo.
« Al atravesar la plaza del Retiro, sitio de reunion para la sociedad bonaerense en tales dias, un lujoso carruaje se detuvo delante de la verja, y tres niños elegantemente vestidos descendieron enviando besos á dos señoras que se quedaron en el coche.
«Apesar de la rapidez del tren-way, reconocílos con grande asombro mio.
«Eran aquellos niños los hijos de la puestera del Rio Blanco, en compuñia del lindo rubito; una de las señoras, aquella buena mujer, y la otra, mi amable compañera de camarote en la travesía de Corrientes al Rosario.
« Y no eran ellos solos: el puestero ocupaba el pescante.
«A esa vista, elevé el corazon á Dios, y le dí gracias por haberme hecho instrumento de su misericordia. .
« Héme aquí todavía de paso en esta encantadora bahía de Rio Janeiro, como la otra vez, llevando en perspectiva una esperanza, halagieña entonces, hoy sombría; pero siempre una esperanza.
« Antes de abandonar estas riberas, y en las horas que tenemos delante, voy á cumplir un anhelo del corazon :
« Averiguar la suerte de la pobre cautiva que