PEREGRINACIONES 235 ilumina con una luz dulcísima las negras paredes de este encierrro.
«Perdóname! Cuando mis errores te hagan execrar mi memoria, acuérdate que te amo; y que el amor es un crisol sublime que todo lo purifica. »
« Despues de la lectura de esta carta solo tuve un pensamiento; un anhelo solo:
« Reunirme á mi esposo ; partir con él los horrores de su condena.
« Desde luego, púseme inmediatamente en camino por la vía del Estrecho de Magallanes.
«Durante la navegacion, pensando enlas dificultades que encontraria para que se me permitiese tomar mi parte en el cautiverio de mi esposo, pensé en un sábio aleman amigo mio, y residente en Buenos Aires, muy estimado del emperador de Austria, y que mantenia con él una correspondencia científica.
« A él resolví, pues, recurrir en demanda de una recomendacion.
« Así,ámillegada á Montevideo, tomé pasage en un vapor del rio, y llegué todavia una vez á ese bella ciudad de la patria, que por una estraña coincidencia solo me era dado entrever, cual la fantástica aparicion de un sueño.
«El personage á quien iba á buscar hallábase en Belgrano, lindo pueblecito situado en los arrabales de la ciudad.