202 PANORAMAS DE LA VIDA
—La señora necesita un alojamiento? Pues aquí lo tendrá muy bueno, y yo el gusto de servirla. Ya verá vostra señoría si sé cuidar á una dama.
Mi pobre finada solia decir: Para mimar á su ama, no hay como Francisca. (Qué tiempo feliz aquel! Ahora! ...
Y bien, querida Francisca, me mimarás á mí en los pocos dias que debo permanecer aquí; y en verdad harás una obra de caridad, porque estoy sola en el mundo.
—Oh! sí: ya verá vostra señoría, ya verá .
Y ahora, entre vostra señoria, que está en su casa, y todo en ella está á sus órdenes—añadió la pobre esclava, haciéndome rutinalmente los honores de recepcion.
La señora del establecimiento vino á mi encuentro para señalar mi habitacion.
Era una muger hermosa, pero cuya mirada fria y dura, justificaba muy mucho los dolorosos puntos suspensivos con que la pobre negra salpicara su plática.
Aquella tarde fuí á averiguar en el puerto si habria, pronto á partir, algun buque con destino al Amazonas; y supe con g0zo, que un vapor mercante completaba su carga para marchar por esa via hasta Iquitos.