PEREGRINACIONES 155
Amábale con amor correspondido un mancebo esclavo como ella. Pero, qué importaba? Él fué vendido, y ella llevada al tálamo del dueño.
Un año despues, Maria enjugaba sus lágrimas en los pañales de su hijo.
Pero el amo aborrecia al niño por que se parecia á él; y la pobre madre temblaba por la vida de la pobre criatura que no osaba apartar de sus brazos.
En una cacería de fieras, el amo cogió un cachorro de tigre, que trajo consigo á la casa.
—Maria—dijo á lamadre, que, acabadas las faenas del dia, daba el pecho á su hijo —desde hoy destetas á ese chico para criar este animalito. Mañana la muger del puestero llevará á tu hijo para que tú puedas consagrarte ú tus deberes de nodriza.
Un relámpago sombrío fulguró en los ojos de la esclava, que miró á su amo, y no respondió.
Él tomó aquel silencio por una rendida sumisión á su voluntad, y entregándole el tigre retiróse muy contento de arrebatar á aquel pobre niño, hijo suyo, el alimento y los cuidados maternales.
Al mediar de aquella noche, cuando todo dormia en Ebron, y que el silencio reinaba en torno, la puerta de la casa, abierta por una mano cautelosa, dió salida áuna muger, que llevando entre los brazos un niño dormido, se alejó con paso rápido y despareció en las sinuosidades de la cañada.