PEREGRINACIONES 145
mistol, y hé alí hecha la mas esquisita cena que habia gustado en mi vida, y que ella sirvió sobre un cuero de novillo estendido al lado de la lumbre. En seguida fué ú llamar á su marido y ú mis conductores, que platicaban sentados al sol poniente; y acomodados, como pudimos, en torno de la improvisada mesa, hicimos una comida deliciosa; sazonada con la inocente alegría de los niños y los chistes espiritualísimos de los dos elegantes gauchos.
El huerfanito se hallaba entre la puestera y yo. Aunque la buena muger lo miraba con la misma ternura que á sus hijos, habia en la actitud del pobre niño cierto encogimiento, y en la mirada que alzaba hácia su bienhechora, una triste sonrisa.
La algarabía de los niños y el alegre canto de las charatas me despertaron al aumanecer del siguiente dia.
Mis compañeros tomaban mate sentados al lado de una gran fogata, en tanto que se asaba sobre las brasas el inmenso churrasco que habia de servir para su almuerzo.
Nuestros caballos ensillados pero libres del freno, pastaban la grama salpicada de rocío, que crecia en torno de la casa.
La puestera coció una torta debajo del rescoldo;
ordeñó á dos vacas, y me dió una taza de apoyo 10