Página:JM Gorriti Panoramas de la vida 1.djvu/112

Esta página no ha sido corregida

112 PANORAMAS DE LA VIDA

—Vamos á buscarla. Pobrecita! Lo cierto es que ha habido motivo de sobra para morirse de espanto.

El temor de ser sorprendida en el ridículo estado á que el terror me habia reducido; hízome sacudir mi postracion, y ponerme en pié mas que de prisa.

—Miedo!—esclamé, saliendo de mi escundite— bah! Túvelo solo, queridas mias de ver morir á Vds. de susto en los brazos de sus bailarines . . . . Pero no se hable mas de ello—añadí, temiendo que notaran mi palidez—-Pido perdon para estos señores; y como decia, no ha mucho Traga Diablos, basta de piruetas y vamos á la mesa.

Sentámonos sobre la fresca yerba; y los bandidos poco antes tan espantosos, tornáronse unos comensales amabilísimos; dijeron tales chistes, inventaron tales locuras, que nos hicieron olvidar el horrible susto que nos dieran.

Era ya noche cuando llegamos ú la falda del cerro. De allí á las primeras casas de la ciudad se estiende en suaves ondulaciones, una pradera cubierta de yerba y de plantas balsámicas, que exhalaban bajo nuestros pasos un perfume delicioso.

A la derecha, bajo el ramaje de un sauce, divisábamos el Yocci de temerosa memoria; á la izquierda los muros del monasterio de las Bernardas,