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Cómo envidio tus uñas insertas en tus dedos
Y tus dedos insertos de tu mano en la palma,
Y tu ser todo inserto en el molde de tu alma!
¡Cómo envidio tus uñas insertas en tus dedos!


A tus plantas te llamo, a tus plantas deliro...
Oh, tus ojos me asustan... Cuando miran el cielo
Le hacen brotar estrellas. Yo postrada en el suelo
Te llamo humildemente con un leve suspiro.


Acoge mi pedido: oye mi voz sumisa,
Vuélvete a donde quedo, postrada y sin aliento,
Celosa de tus penas, esclava de tu risa,
Sombra de tus anhelos, y de tu pensamiento.


Acoge este deseo: dame la muerte tuya,
Tu postrera mirada, tu abandono postrero,
Dame tu cobardía; para tenerte entero,
Dame el momento mismo en que todo concluya.


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