Página:Irremediablemente... (1919).pdf/83

Esta página ha sido corregida

EL HOMBRE SOMBRIO


Ese que altivo pasa, ese es el hombre mío,
En sus manos se advierten orígenes preclaros,
No le miréis la boca porque podéis quemaros,
No le miréis los ojos, pues moriréis de frío.


Cuando va por los llanos tiembla el cauce del río,
Las sombras de los bosques se convierten en claros,
Y al cruzarlos, soberbio, jugueteando a disparos,
Las fieras se acurrucan bajo su aire sombrío.


—75