Esta página ha sido corregida
DULCE Y SOMBRIO
¿Dónde estarás ahora? Eras tan dulce, niño
De los cabellos rubios y los ojos de acero...
Niño que a pesar mío fuiste mi prisionero,
Oh mi pálido niño!
Tan humilde era el beso que besaba mis plantas,
Con tan honda delicia, con tan límpida queja,
Que a medida que el tiempo va pasando y se aleja
Lo desean mis plantas.
—51