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Recogerás helechos de los prados
Y con sus tallos blandos y flexibles
Harás mis plantas; que por piel posean
Hojas de rosa.
Descolgarás estrellas de los cielos:
Trocadas hebras en tus dedos blancos
Hasta los pies, harás mi cabellera
Sedosa y rubia.
Sobre los prados de esmeralda, cerca
Del templo donde las estatuas lucen,
Alas livianas me atarás al flanco
Para que dance.
Del hombre-dios que destruyó tu gracia
Su cielo azul no quitarás de mi alma,
Deja fluir de Cristo en mis pupilas,
Toda la sombra.
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