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Un día habré dormido con un sueño tan largo
Que ni tus besos puedan avivar el letargo.

Un día estaré sola, como está la montaña
Entre el largo desierto y la mar que la baña.

Será una tarde llena de dulzuras celestes,
Con pájaros que callan, con tréboles agrestes.

La primavera, rosa, como un labio de infante,
Entrará por las puertas con su aliento fragante.

La primavera rosa me pondrá en las mejillas
—¡La primavera rosa!—dos rosas amarillas...

La primavera dulce, la que me puso rosas
Encarnadas y blancas en las manos sedosas.

La primavera dulce que me enseñara a amarte,
La primavera misma que me ayudó a lograrte;

La primavera—dioses—portará a mis mejillas
Las rosas estrujadas, las rosas amarillas!

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