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Yo no sentía nada... En el vacío
Vagaba con el alma condenada
A mi dolor satánico y sombrío.
Y te dejé marchar calladamente,
A tí que amar sabías y eras bueno,
Y eras dulce, magnánimo y prudente.
... Toda palabra en ruego te fué poca,
Pero el dolor cerraba mis oídos...
Ah, estaba el alma como dura roca.
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