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Pasan las flechas sobre mis cabellos,
Pasan las flechas, aguzados dardos...
Son veinte siglos de terribles fardos!
Sentí su peso al libertarme de ellos.
Y no creas que tenga el brazo fuerte,
Mi brazo tiembla debilucho y magro,
Pero he llegado entera hasta el milagro:
Estoy acompañada por la muerte.
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