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—Abreme! — Mi grito resonó en la noche
Y huyeron del cielo todas las estrellas...
—Abreme! — Mi grito se hinchó en el desierto,
Palpitó la arena.


Rebaños de lobos hambrientos me siguen,
Serpientes y tigres, leones y hienas,
Me buscan los rastros, me siguen a prisa,
Abreme tu puerta...


—Dame un rincón blando dentro de tu pecho
Para que repose, toma las cadenas
Que oprimen mis brazos y cárgalas, ponme
Piadoso tus vendas.


—Me echaré a tus plantas, humilde, sumisa,
Guardaré tus ojos, beberé tus penas,
Viviré de tu alma, pero dame, dulce,
Dame el alma entera.


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