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ofrezca pocos individuos, podrá y valdrá más que otro numeroso, débil, afeminado y perezoso».

No está, pues, la fuerza de los Estados en la excesiva poblacion, y por esto vuelvo á repetir, que es deber de los Gobiernos estimular la seleccion del hombre argentino impidiendo que surjan poblaciones formadas con los rezagos fisiológicos de la vieja Europa.

He apuntado un gran mal: al legislador, al poder público, incumbe prevenirlo ó extirparlo; pero sin dilaciones, porque la República Argentina opera en estos momentos una evolucion de la cual puede levantarse como un gigante ó sumirse en una larga noche de barbarie.

Con lo que he dicho, creo que se me habrá comprendido: el remedio á nuestra escasa poblacion lo tenemos en nuestros propios límites territoriales: existen causas no estudiadas que detienen la poblacion y, mientras no se allanen, no resolveremos satisfactoriamente el problema ni aun con pasajes pagos á los inmigrantes.

Además de lo mucho que podría agregar, quiero atenerme á este dato horrible que arrojan nuestras estadísticas: ¡sólo de los niños de cero á tres años muere el 36 por ciento!... Estos son datos bien constatados en la Capital, la ley fatal debe ser mucho más fuerte en el resto del territorio.