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Tambien en este lago reinaba un fuerte viento sur que levantaba altas olas, visibles desde léjos por sus blancas crestas. Deseábamos aprovechar la claridad de la luna para hacer la travesía; pero el tiempo seguia intranquilo. El bote hacia mucha agua, poniendo en inminente peligro los instrumentos. Con mucho trabajo pudimos alcanzar tierra por entre los peñascos i palos que cubren la costa.

El 14 de febrero, al amanecer, navegamos por la parte central del lago que está al norte de la Isla grande i doblamos hácia el brazo setentrional. En su estremo desemboca un rio con muchos rápidos i agua de color gris del derretimiento de las nieves. Aquí volvimos a encontrar alerces, jeneralmente de pequeña corpulencia; estos árboles apenas alcanzan las desembocaduras de los afluentes occidentales del lago, mientras en su parte oriental predomina el libocedrus.

La vuelta se efectuó en dos divisiones, para no confiar al bote, bastante remendado ya, de una vez el pasaje de seis personas i de los valiosos instrumentos. En la parte central del lago tuvimos que refujiarnos en las islas peñascosas, porque las altas olas imposibilitaban toda continuacion del viaje. Al dia siguiente tuvimos que suspender, ya a las seis de la mañana, la navegacion i pasar al pié del gran ventisquero dia i medio, en que las observaciones astronómicas e hipsométricas constituían las únicas interrupciones de nuestra obligada permanencia.

Los vientos que reinan en este lago son mui singulares, porque las cadenas de cordilleras i los valles producen un cambio completo en la primitiva direccion de ellos. Miéntras que en las rejiones superiores de la atmósfera, por ejemplo, las nubes indican viento sur, en la superficie del brazo norte soplaba viento norte i en el brazo sur viento sur, i ámbos con igual intensidad tempestuosa.

A la mañana del 16 de febrero se tranquilizó, por fin, el lago, pudiéndose continuar nuestra navegacion al campamento de Aguas Azules i a la desembocadura del rio de los Alerces. En el campamento de la Confluencia tuvo lugar el encuentro de las dos divisiones de la espedicion.

El mismo dia abandonamos esta rejion de lagos recien esplorada, tal vez la mas estensa de la Patagonia occidental. Todos los viajes, tanto por los lagos como por las fuertes corrientes del Ftaleufu, se efectuaron sin contratiempo alguno, no teniendo lu-