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a causa de una reunión con otro rio, que por su caudal le es comparable; viene del norte, i como mostró una lijera ascensión al cerro, sale igualmente de otro lago. Los dos desagües forman un gran rio navegable, de lijera corriente, que entra por fin en la mencionada abra SE. Difícilmente existirá en la Patagonia, a esta distancia de la costa occidental, otro rio con mas caudal de agua. Ni el Carrileufu-Palena, ni el Puelo, conocidos personalmente por nosotros, pueden compararse con él. Sin duda debe ser el Ftaleufu de los mapas arjentinos; su esploracion formará nuestra próxima tarea.

La mañana del dia 19 se ocupó la jente en ensanchar la senda establecer un pequeño puerto, al frente de la reunión de los dos desaguaderos, para facilitar la armadura de los botes. Miéntras tanto practicamos en el campamento del desagüe las observaciones astronómicas e hipsométricas.

Los botes de lona que iban i venian de un campamento a otro, demoraban mucho en sus viajes por las grandes marejadas que habia en el lago. La poca resistencia de ellos contra el tempestuoso viento sur que sopla en estas aguas, regularmente en las horas del mediodia i de la tarde, se hacia mui sensible. Nuestras propias esperiencias nos dieron a conocer que las primeras horas de la mañana; de 4 a 10, i las noches de luna son las mas apropiadas para atravesar estas lagunas.

Conocido el lago en toda su estension, le dimos el nombre lago Jorje Montt. Un documento que atestigua este acto se dejó bien acondicionado contra las lluvias en un peñasco al este de la isla grande, señalado por una banderola.

En la mañana del 20 de enero pasó la espedicion por el nuevo camino al sitio de embarque e instaló en el márjen opuesto el campamento mayor de la Junta. De aquí se emprendieron, ántes de continuar el viaje, dos reconocimientos del rio, hácia el norte i hácia el sur.

El rio que viene del norte, el verdadero Ftaleufu, es mui corto i sale de un lago llamado Chico, por sus relativamente pequeñas dimensiones. Después de media hora de navegacion, arribamos a la orilla setentrional, donde el rio que alimenta al lago forma un gran delta. Subimos las innumerables vueltas durante tres horas, encontrando una série no interrumpida de rápidos de piedras i de palos, que no son obstáculos invencibles, pero orijinan mucho trabajo. En vano buscamos terreno libre para seguir por tierra, me-