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Acta Apostolicae Sedis - Comentario Oficial

como se creía alguna vez, sin embargo, siempre ha sido el asiento de la felicidad de nuestros antepasados y, más tarde, testigo de su miserable caída, que marcó para ellos la pérdida de ese feliz condición que luego fue restaurada por la sangre de Jesucristo, eterna salvación de los hombres. Por lo tanto, Dante, que había construido en su pensamiento la triple condición de las almas, imaginando antes del juicio final tanto la condenación de los reprobados, como la expiación de las almas piadosas, y la felicidad de los bendecidos, debe haber sido inspirada por la luz de la fe.

En verdad, creemos que las enseñanzas que nos dejó Dante en todas sus obras, pero especialmente en su triple poema, pueden servir como una guía muy válida para los hombres de nuestro tiempo. En primer lugar, los cristianos deben respetar reverentemente la Sagrada Escritura y aceptar con absoluta docilidad lo que contiene. En esto, el Alighieri es explícito: Aunque hay muchos escritores de la palabra divina, sin embargo, el único que lo dicta es Dios, quien se ha dignado expresar su mensaje de bondad a través de las plumas de muchos[1]]. ¡Expresión hermosa y absolutamente verdadera! Y también la siguiente: El Antiguo y el Nuevo Testamento, emitidos por la eternidad, como dice el Profeta" contienen "enseñanzas espirituales que trascienden la razón humana, impartidas por el Espíritu Santo, quien a través de los Profetas, los Escritores de cosas sagradas, así como a través de Jesucristo, el Hijo eterno de Dios, y sus discípulos reveló la verdad sobrenatural necesaria para nosotros[2]. Pues, dice con toda razón, que desde esa eternidad que vendrá después del curso de la vida mortal nosotros ciertamente extraemos de la doctrina infalible de Cristo, que es Camino, Verdad y Luz: Camino, porque a través de él llegamos sin obstáculos a la dicha eterna; verdad, porque está libre de cualquier error; luz, porque nos ilumina en la oscuridad terrenal de la ignorancia[3] - Honra con no menos respeto aquellos venerables principales Concilios,

  1. Monarchia III, 4.
  2. Monarchia III, 3, 16.
  3. Convivio II, 9.