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que tiene un carácter incomparable..... insisto, tiene un carácter—es el mismo en presencia de Emperador y en presencia de sus amigos.

Incapaz de cualquier indignidad, practica el bien en todas sus formas y asegura, no sé por que razon, que su mayor gloria es la de tener tantos enemigos, á los que, por cierto, no conoce ni de vista. Pero, en cambio, sus amigos son numerosos, y tanto más sinceros, cuanto que no necesitan de él, ni él de ellos. Si ataca, lo hace á cara descubierta, porque no es un cobarde, y si alaba, jamás lo hace con intencion de lucrar. Lo que ha dicho una vez, lo ha dicho porque tal era su opinion, y si esta se modifica, es por la fuerza de las razones, jamás por un capricho.

No aspira á los altos puestos, porque no sabe qué haría en ellos; comprende que en la lucha por la vida todo sacrificio voluntario reclama recompensa doble y como vive contento y feliz con lo que tiene, su límite está en ello. Jamás diría al pueblo congregado lo que no fuera su opinion, y tendría un verdadero disgusto en tener que decir del pueblo lo que no había dicho al pueblo. En ninguna de las ceremonias, en que ha tomado la palabra, se ha apartado nunca del centro en que gira todo su anhelo para la humanidad. El trabajo sin descanso—dice—es el azote de los tiranos. Trabajad, pues, y sereis libres y felices.—Y cuando algun amigo le ha pedido su opinion respecto de gobierno, no ha vacilado en contestar:—Los pueblos se forjan su gobierno—No hay mas derecho divino que el del pueblo; los pueblos tienen, pues, el gobierno que quieren ó el que merecen. Como la Providencia es un mito, no se preocupa de ningun pueblo. Todas las formas de gobierno son buenas, cuando los gobernantes no son unos tontos, pero hay congregaciones que prefieren á tales gobernantes, para pantallas de sus maquinaciones.

No ama la demolicion cuando no sabe qué construir sobre las ruinas formadas, ni cuando no vá á mejorar una situacion.

Por eso no ha querido, tomar parte, jamás, en propaganda alguna de cuestion religiosa. Es materialista por la fatalidad de las razones, pero no crée que exista pueblo alguno ateo, ni que deba ó pueda existir.—Las sociedades científicas—dice—tienen derecho de ser la razon; el pueblo no tiene más derecho que ser el sentimiento; para el sentimiento, hay Dios; para el sentimiento, hay un alma inmortal.

Hipknock figura en las listas de sócios de numerosas corporaciones ilustradas de Europa y de América, lo que prueba que sus enemigos se equivocan. Los sábios que de cuando en cuando pasan por el pueblo, le visitan con placer, porque es ilustrado, y lo que es más, incansable para resolver una duda. La ataca de mil maneras, la comprime, la estudia, la estruja, y en este combate, que en muchas ocasiones ha dado á otros, como resultado, una triste pérdida de tiempo, el Burgomaestre sale siempre victorioso. No cuadrará jamás el círculo, nó porque sea ó nó cuadrable, sinó porque está persuadido de que perdería su tiempo, que puede dedicar á sus obligaciones oficiales, á su familia que ama, ó á sus tareas científicas.

En su lenguaje, en el seno de la intimidad, suele morder, pero jamás hiere, porque estima, y cuando estima, es franco.—La franqueza—dijo un dia á su antiguo amigo el viejo Mariscal,—es