cion abandonada á tales desvarios, porque comprendia demasiado, que lgs peligros verdaderos y materiales del viaje eran sobrado grandes para absorver por completo toda mi atencion.
A las cinoo de ļa tarde, mientras renovaba la atmósfera, estuve observando por la válvula á la gata y sus bijuelos. Pareciome que la madre sufria mucho, y sin titubear cref debia atribuirlo partioularmente á la ditloultad de respirar; pero en cuanto á los gatillos, produjo un resultado bien sorprendente mi esperimento. Como es natural, esperaba yo quủe manifestaran alguna sensacion de disgustó 6 de malestar aun cuando fuera en menor grado que la madre, y esto hubiese confirmado suficientemente mi teorla respecto á la presion atmosférica; pero por mas que los observé detenida y escrupulosamente, no peroibí el síntóma mas leve