carecia de medios para apreciarlo ó medirlo. Nada me incomodaba ni molestaba, gozando de un bienestar que no habia esperimentado desde que salt de Rotterdam; empleaba el tiempo en arregłar y verificar los instrumentos, y otros ratos en renovar la atmósfera de la cámara, cuya última operacion determiné ocnparme de ella con intérvałos iguales de cuarenta minutos, mas bien por garantir completamente mi salud, que por tener una absoluta precision de hacerlo.
Mientras esto tenia lugar, me entregaba involuntariamente á diversas conjeturas y proyectos, corriendo mi imaginacion por las estrañas y quiméricas regiones de la luna.
Completamente libre el pensamientoʻde toda traba, vagaba á ba albedrío entre las måravillas multiformės de un planela tenebroso variablo; ya' contemplaba venerables y se- · culáres bosques} rocatosos' provipicios' y