Verifiqué esta maniobra antes de cerrar la abertura de la cámara, no sin cierta dificultad, porque bube menester para alcanzar á la parte de debajo de la barquilla, valerme de una de las varas ó jalones de que antes hablé y que tenia un gancho á la punta. No bien penetró en la cámara el aire condensado, dejaron de ser útiles el aro y las varas, porque la espansion de la atmósfera introducida, estiró grandemente el caoutchouc.
Cuando terminé estos arreglos y acabé de llenar la cámara de aire condensado, eran las nueve menos diez mioutos. Mientras bice todas estas operaciones padecí horribtemente con la dificultad de respirar, arrepintiéndome con amargura del descuido, ó por mejor decir, de la increible imprudencia que habia comotido dejando para tan tarde, asunto tan primordial 6 importante.