lar de la sangre en un ventrículo del corazon. Escepto solo en el caso de que faltara esta renovacion, no podia yo hallar causa ni· razon bastante, para que la vida dejara de conservarse en el vacío; porque la espansion y compresion del pecho , que se llama ordinariamente respiraoion, es una accion puramente muscular, siendo por tanto la causa y no el efecto de la respiracion. En una palael bra, comprendí que dose á la falta de presion atmosférica , tencuerpo, acostumbrándria una disminucion gradual en las sensaciones dolorosas; y para soportarlas el tiempo que pudieran đurar, confiaba yo en mi vigorosa constilucion.
Deja ya espuestas algunas consideraciones, aunque no todas , por cierto , de las que me indujeron á formar un proyecto de viaje á la luna, y ahora voy, con permiso de Vuecencias, á manifestarles el resultado