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SIN IGUAL.

fueron todos á dar sobre las costillas del mal aventurado burgomaestre, que hubo de verse aporreado y puesto, bien contra su voluntad, seis veces seguidas en cuclillas á los ojos de la ciudad entera de Rotterdam.

No se crea por esto que el gran Underduk dejase impune semejante impertinencia de parte del vejete, sino que al contrario, castigó el ultrage de los seis porrazos, con otras tantas bocanadas de humo, que con furia estrajo de su adorada pipa sujeta siempre entre los dientes con todas sus fuerzas, tal cual se propone mantenerla (si Dios no se lo impide), basta el dia mismo de su muerte.

El globo mientras tanto subia como una alondra , acabando por desaparecer tranquilamente detras de una nube semejante á la otra de que surgió de modo tan singular,