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Guillermo Wilson

familia ni lejanamente; mas para ser hermanos, hubiéramos sido gemelos, puesto que, según supe al dejar la escuela del doctor Bransby, mi homónimo había nacido el 19 de Enero de 1813, coincidencia notable, porque en tal día vine yo también al mundo.

Podrá parecer extraño que á pesar de la continua inquietud que me causaba la rivalidad de Wilson y su insoportable espiritu de contradicción, no llegase á odiarle del todo. Casi diariamente suscitábase entre nosotros alguna disputa, en la cual, concediéndome en público la palma de la victoria, esforzabase en cierto modo para hacerme comprender que él era quien la había merecido; pero un sentimiento de orgullo por mi parte, y una verdadera dignidad por la suya, manteníannos siempre en los límites de la más extricta conveniencia, habiendo bastantes puntos de contacto en nuestros caracteres para despertar en mi un sentimiento que sólo nuestra situación respectiva impedía tal vez que se convirtiera en amistad. Difícilmente podría definir, ni aun explicar mis verdaderos sentimientos respecto á Wilson, pues eran una amalgama abigarrada y heterogénea, una animosidad petulante que no era odio ni estimación, sino mas bien respeto, mucho temor y una ilimitada é inquieta curiosidad.

Superfluo es añadir, para el moralista, que Wilson y yo éramos los más inseparables compañeros.

La anomalía y ambigüedad de nuestras relaciones fué sin duda la que provocó todos mis ataques contra Wilson; y francos ó disimulados, eran numerosos en el terreno de la ironía y de la burla (no son dolorosos los que esta última infiere?) aunque no degeneraran en una hostilidad formal y determinada. Sin embargo, mis esfuerzos en este punto no solian conducirme al triunfo, ni aun cuando más ingeniosamente los fraguaba, pues en el carácter de mi homónimo había mucho de esa austeridad llena de reserva y de calma,