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HISTORIAS ESTRAORDINARIAS

brillante color de oro, grueso como una gran nuez, con dos manchas de un negro azabache á una estremidad del dorso y una tercera, un poco más dilatada, al otro. Las antenas.....

—No hay nada de antenas sobre él, amo Will. Yo os lo apuesto, interrumpió Júpiter; el escarabajo, es un escarabajo de oro, de un lado á otro, por dentro y por fuera, esceptuando las alas; yo no he visto en mi vida un escarabajo ni la mitad de pesado que ese.

—Está bien; supongamos que teneis razon Júpiter, replicó Legrand más vivamente, á lo que me pareció no soportando la interrupcion, ¿es esta una razon para dejar quemar las gallinetas? El color del insecto, y se volvió hácia mí, bastaria en verdad á hacer plausible la idea de Júpiter. Jamás habeis visto un resplandor metálico más brillante que el de estos élytros; pero no podreis juzgar de ello hasta mañana. Entretanto yo ensayaré daros una idea de su forma.

Y hablando así, se sentó al lado de una pequeña mesa sobre la cual habia una pluma y tintero, pero no papel. Le buscó en una gabeta, pero no lo halló.

—No importa, dijo al fin, esto es suficiente.

Y sacó del bolsillo de su chaleco una cosa que me produjo el efecto de un pedazo de vitela muy súcia, é hizo encima una especie de croquis con la pluma.

Durante este tiempo yo habia guardado mi sitio junto al fuego porque seguia teniendo mucho