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HISTORIAS ESTRAORDINARIAS

ra envidiado un Sir Ammerdan.

En sus escursiones era acompañado ordinariamente por un viejo negro, que habia sido comprado antes de las desgracias de la familia, pero á quien no se habia podido decidir, ni por amenazas ni por promesas, á abandonar á su jóven amo VVill y creia estar en su derecho siguiéndolo á todas partes.

Es probable que los parientes de Legrand, juzgando que este tenia la cabeza un poco descompuesta, confirmaran á Júpiter en su obstinacion, con el fin de poner una especie de guardian y de centinela cerca del fugitivo.

Bajo la latitud de la isla de Sullivan los inviernos rara vez son rigurosos y es un acontecimiento, cuando al declinar el año, la chimenea se hace indispensable. Sin embargo, hacia la mitad de Octubre de 18.... hubo un dia de frio notable. Precisamente, antes de anochecer, me abrí un camino á través del soto en direccion de la choza de mi amigo, á quien no habia visto hacía algunas semanas: yo vivia entonces en Charleston, á una distancia de nueve millas de la isla y las condiciones para ir y venir no eran ni mucho ménos tan buenas como las de hoy. Al llegar á la choza, llamé segun mi costumbre y no obteniendo respuesta, busqué la llave donde sabía que estaba escondida, abrí la puerta y entré. Un hermoso fuego ardía en el hogar. Era una sorpresa y seguramente una de las más agradables. Me desembarazé de mi paletot, arrimé