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EDGAR POE.

Asf que concluf, comencé á disfrutar de las ventajas de mi invencion, porque me hallé con que respiraba con libertad y desembarazo completo, como no podía menos de suceder. Sorprendióme tambien agradablemente verme casi exento de los agudos dolores que me aquejaban hastaentonces, pues únicamente me quedó un leve dolor de cabeza, con una sensacion de plenitud 6 distension en las muñecas, tobillos y garganta.

En vista de esto, era ya indudable que la mayor parte del malestar originado por la carencia de presion atmosférica se habia disipado, y que casi todos los dolores que esperimenté en las dos horas precedentes, eran efecto no más que de la dificultad en respirar.

A las nueve menos veinte (es decir, poco antes de cerrar la abertura de la cámara), el mercurio bia llegado al límite estremo, cayendo todo en la cubeta del barómetro, que ya he dicho tenía grandes dimensiones. Esto mostraba que mi altura era de 132.000 piés ó de 25 millas, y por consiguiente la parte de superficie terrestre que podía abarcar con la vista, no bajaba de un trescientos veinte avo de la total. A las nueve perdí nuevamente de vista la tierra por el este, pero antes observé que el globo derivaba ó se apartaba con velocidad hácia el nornor-oeste; seguía siempre pareciéndome cóncavoel Occéano, y solo me robaban su vista algunas masas de nubes interpuestas á trechos.

A las nueve y media volvỉ á hacer la espe-