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HISTORIAS ESTRAORDINARIAS

que suficientes, en razon á que además de ser muy fuertes los botones, se hallaban tan cerca uno de otro, que cada cual solo sustentaba realmente una parte muy ligera y pequeña del peșo total; de manera que aun teniendo la barquilla y su contenido un peso triplo, ningun temor me habria asaltado. Despues de la operacion referida levanté el aro y lo coloqué dentro de la funda de caoutchouc en tres varas ó jalones ligeros que ya tenía preparado para este fin. Esto tenía por objeto mantener el saco bien estirado por la parte superior y lograr que la inferior de la red tomara la posicion apetecida. Solo me restaba anudar la boca del saco, y esto lo conseguí juntando los pliegues del caoutchouc, que retorcí apretándolos con una especie de torniquete de mano.

En los costados de la funda, estendida de este modo alrededor de la barquilla, había colocado tres aberturas con cristales redondos muy gruesos y claros, á través de los que podía ver fácilmente en derredor mio y en todas las direcciones horizontales. En el fondo del saco había practicado una abertura semejante, que correspondía á otra hecha en el piso de la misma barquilla, dejándome dirigir asf la vista por debajo en la direccion de la vertical. No me fué posible acomodar una invencion del propio género en la parte superior, á causa del medio particular que me vi precisado á emplear para cerrar la boca del saco llena de pliegues, de modo que hube da