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HISTORIAS ESTRAORDINARIAS

rearme volviendo, me espantó y detuvo por el pronto echado en el fondo de la. barquilla hice un esfuerzo para reunir mis ideas, y despues que lo conseguí algun tanto, quise ensayar hacerme una sangría.

Conio carecía de lanceta, tuve que valerme para esta operacion de un corta-plumas, con el Tcual llegué como pude á abrirme una vena del brazo izquierdo. No bien comenzó á correr la sangre, esperimenté alivio y cuando ya salió la que cabría en media jofaina de regular tamaño, casi habian desaparecido los síntomas. que más me alarmaron. Sin embargo, no creí prudente por el momento intentar ponerme en pié, sino que vendado el brazo lo mejor que pude permanecí sin moverme cerca de un cuarto de horai Al cabo de este tiempo me levanté sintiéndome Omás libre y despejado de toda clase de molestia, que lo había estado en los cinco cuartos de hora precedentes. Sin embargo, disminuyó muy poco la dificultad que tenía para respirar y calculé que pronto tendría necesidad de usar del condensador. A este tiempo miré á la gata que se había vuelto á instalar cómodamente sobre mi levita y con sorpresa ví que mientras mi indisposicion había creido conveniente dar á luz una camada de cinco gatillos. Aunque de ninguna manera podia yo preveer este aumento de viajeros, me alegré del suceso, porque me ofrecía una ocasion de cerciorarme de una conjetura que más que todas influyó en mi ánimo pa- VIO