Página:Historias extraordinarias (1871).djvu/287

Esta página no ha sido corregida
283
HISTORIAS ESTRAORDINARIAS

con mis compañeros manos á la obra.

Estábamos á primero de Abril, la noche era muy oscura, no se percibia una estrella y la espesa llovizna que caía á ratos nos molestaba mucho. Hallábame inquieto por el globo, que á despecho del barniz que lo cubría, comenzaba á pesar con la humedad, mientras tambien temía que la pólvora se averiase. Hice por lo mismo trabajar con ahinco á mis tres nécios, rodear de hielo la barrica central y remover el ácido en las demás. Entretanto no cesaban de fastidiarme á preguntas, encaminadas todas á averiguar lo que trataba yo de hacer con aquel aparato, manifestando bien á las claras su disgusto hácia el penoso trabajo que les imponía. Decíanme que no les era dable comprender lo que pudiera resultar de bueno con calarse hasta los huesos de aquel modo, únicamente para ser cómplices con tan abominable hechicería. Principié pues, á recelar un tanto, y puse todo mi conato en adelantar la obra, porque ya era indudable que aquellos idiotas se imaginaban que tenía pacto con el diablo, y cuanto ejecutaba les ponía más intranquilos. Tuve un momento sérios temores de que me dejaran plantado, y procuré calmarlos ofreciendo pagarles hasta el último maravedí, tan luego como concluyésemos nuestro trabajo. Como debe suponerse, interpretaron á su gusto mis promesas, y creyeron sin duda que de un modo ó de otro, puesto que iba á hacerme dueño de una inmensa canti-