pre grandes precauciones y con el mayor sigilo, á vender todo cuanto tenía, y á reunir por medio de cortos préstamos, pedidos bajo diversos pretestos, una cantidad razonable en dinero contante, sin dárseme un ardite, y sin tomarme la pena (con rubor lo confieso), de si podría ó no devolverlo.
Gracias á este aumento en mis recursos, pude ir comprando muchas piezas de buena batista, de á doce yardas cada una, bramante, una porcion de barniz de cautchouc, una cesta de mimbres grande y honda, hecha á propósito, y finalmente otros vários enseres y artículos necesarios para la construccion de un globo de dimensiones estraordinarias. Encargué el cosido á mi mujer, así como la precipitacion en la obra, dándola cuantas instrucciones necesitó para llevarla á cabo.
Con el bramante hice al mismo tiempo una red bastante grande para cubrir un aro que sujeté con cuerdas, y reuní gran número de instrumentos y materias útiles para hacer esperiencias en las regiones elevadas de la atmósfera.
De noche y con cautela llevé á un lugar apartado y oculto, al este de Rotterdam, cinco barricas con aros de hierro, de cabida de unos cincuenta gallones, y otra mayor que las anteriores; seis tubos de hoja de lata de tres pulgadas de diámetro y diez piés de largo, dispuestos ad hoc; cantidad suficiente de cierta sustancia metálica ó semimetálica, cuyo nombre me callo, y