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HISTORIAS ESTRAORDINARIAS

do esta maniobra, como consecuencia indispensable para el buen resultado de mi propósito, con media docena de copitas que á continuacion me bebia.

Un día, cuando fui mayor de edad, me preguntó mi padre si quería seguirle á su gabinete. Seguíle, y sentándonos frente á frente me preguntó:

— Hijo mió, en qué te ocupas, ¿cuál es tu porvenir? ¿Cuál tu mision?

— Padre, le respondí, el estudio de la nasologia.

— ¿Y qué es eso de nasologia, Roberto?

— Señor, la ciencia que trata de las narices.

— ¿Y puedes decirme, hijo, cual es la significacion de la palabra narices?

— Padre, las narices, contesté, bajando algo la voz, las han definido muy diferentemente millares de sábios; (al decir esto saqué el reló, miré la hora y dije): aun no son las doce del dia, hasta las doce de la noche tendremos tiempo de pasar revista á todas estas definiciones. Comiendo, pues. La nariz según Bartholius es esta protuberancia, esta giba, esta escrescencia, esta....

— Todo eso está muy bien, Roberto, interrumpió mi padre, me confieso anonadado por la inmensidad de tus conocimientos, te lo juro, (dijo cerrando los ojos y poniéndose la mano derecha sobre el corazón) ¡Acércate! y me cojió