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HISTORIAS ESTRAORDINARIAS

Recortadas la agonía y angustias por las cuales acababa de pasar. No perdió el conocimiento de cuanto á su alrededor sucedió, sino una hora antes de ser sepultado, que cayó en un estado de absoluta insensibilidad. Rellenada precipitadamente la tumba con tierra muy porosa no quedó cerrado del todo el paso al aire. El ruido de los honores fúnebres que se le hicieron, por razon de su grado, es decir, el fuego del peloton que disparó encima de la sepultura, le despertó únicamente. En vano trató de que le oyesen, porque el lúgubre silencio que á poco, reinó, le puso en el caso de apreciar la horrible situacion en que se hallaba,

Gracias al cuidado que con el enfermo se empleó, se consideraba como muy probable el completo restablecimiento, cuando murió víctima del charlatanismo de los esperimentos médicos. Púsosele en relacion con una batería galvánica y falleció presa de uno de esos paroxismos estáticos que las más veces provocan.

La cita que acabo de hacer de la batería galvánica, me recuerda otro ejemplo, en el cual un medio idéntico, dió por resultado volver á la vida á un abogado jóven de Lóndres, que había permanecido dos dias enterrado. Este suceso pasó en 1831, y llamó la atencion bastante para que aun se acuerden muchos de mis lectores.

M. Edward Stapleton, murió al parecer de un ataque de fiebre tifoidea, complicada con vários síntomas estraordinarios que llamaron mucho la