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HISTORIAS ESTRAORDINARIAS

la magnitud y naturaleza de esas calamidades. Contemplo inútil advertir que mi trabajo pudiera reducirlo únicamente á escojer entre el inmenso catálogo de las miserias humanas, casos aislados de un dolor cualquiera, más material y más individual, que el que surge de la generalidad de esos desastres gigantescos.

Efectivamente, el verdadero dolor, el límite del sufrimiento, no es general, sino particular; y debemos dar gracias á Dios, que en su bondad no permitió que semejante esceso de agonía lo sufriese el hombre-masa ó colectivo, sino el hombre-unidad ó individual.

Ser enterrado vivo... es indudablemente el sufrimiento más horrible de los que hablaba antes, y es bien seguro, que habrá pocas personas, entre las que se llaman discretas, que nieguen la frecuencia con que se repiten casos nuevos de sufrimiento semejante, pues los límites entre la vida y la muerte permanecen siempre indeterminados, vagos y tenebrosos. ¿Quién puede marcar el punto en que termina la una y comienza la otra? Sabido es que ciertas enfermedades producen una cesación completa, en apariencia, de las funciones vitales: la cual no es más que una suspensión momentánea de la animación esterior; una especie de pausa en el movimiento de ese incomprensible mecanismo. Algunos instantes bastan para que un principio invisible y desconocido imprima otra vez movimiento á. esos maravillosos resortes, y á esos