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HISTORIAS ESTRAORDINARIAS

Una observacion que hicisteis sobre su peso singular me sugirió esta última idea.

— Sí, comprendo, y ahora no hay más que un punto que me hace pensar. ¿Qué dirémos de los esqueletos hallados en el agujero?

— ¡Ah! es una pregunta á la cual no sabria responder mejor que vos. No veo más que una manera plausible de esplicarla, y mi hipótesis, implica atrocidad tal, que es horrible creerla. Es claro que Kidd, si es Kidd quien enterró el tesoro, de lo que para mí no tengo duda, es claro que Kidd debió hacerse ayudar en su trabajo. Pero acabado este, pudo juzgar conveniente hacer desaparecer á todos los que sabian su secreto. Dos azadonazos han bastado quizás, mientras que sus ayudantes estaban ocupados en la fosa y tal vez necesitó una docena.

¿Quién podrá decirlo?