tal estaba claramente indicada por las palabras, nord-este cuarto de norte. Estableci esta direccion por medio de una brújula de bolsillo; despues apuntando, tan justamente como era posible por aproximacion, mi anteojo á un ángulo de cuarenta un grados de elevacion, le moví con precaucion de alto á bajo y de bajo á alto, hasta que mi atencion fue detenida por una especie de agujero ó buharda en el follaje de un gran árbol que dominaba á todos sus vecinos en la estension visible.
En el centro de este agujero, apercibí un punto blanco, pero no pude desde luego distinguir lo que era.
Despues de haber ajustado el foco de mi anteojo, miré de nuevo, y me convencí, por fin, que era un cráneo humano.
Despues de este descubrimiento que me lleno de confianza, consideré el enigma como resuelto; porque la frase, principal tronco, sétima rama, lado este, no podia tener relacion más que con la posicion del cráneo sobre el árbol, y este soltad del ojo izquierdo de la calavera, no admitía tampoco más que una interpretacion, puesto que se trataba de la rebusca de un tesoro enterrado. Comprendí que era preciso dejar caer una bala del ojo izquierdo del cráneo, y que una línea de abeja, ó en otros términos, una línea recta, partiendo del punto más aproximado al tronco, y estendiéndose, á través de la bala, es decir, á través del punto donde cayese la bala, indicaría