Cuando hube considerado bien estas circunstancias, no dudé un instante que el calor hubiese sido el agente que habia hecho aparecer sobre el pergamino el cráneo, cuya imágen veia.
Bien sabeis que hay, y ha habido en todos tiempos, preparaciones químicas, por medio de las cuales se puede escribir sobre papel ó sobre vitela caractéres que no se hacen visibles más que cuando estan sometidos á la accion del fuego.
Se emplea algunas veces el safre, macerado en agua régia y diluido en cuatro veces su peso de agua; resulta una tinta verde. El régulo de cobalto, disuelto en espíritu de nitro, dá un color rojo. Estos colores desaparecen más ó menos pronto segun que la sustancia sobre la cual se ha escrito se enfria, pero reaparecen á voluntad por una nueva aplicacion de calórico.
Examiné entonces la calavera con gran cuidado.
Los contornos esteriores, es decir, los más cercanos al borde de la vitela, estaban mucho más distintos que los otros.
Evidentemente la accion del calórico habia sido imperfecta ó desigual.
Encendí inmediatamente fuego, y sometf cada parte del pergamino á un calor sofocante.
Por de pronto, esto no dió otro resultado que reforzar las líneas un poco pálidas del cráneo; pero, continuando la esperiencia, vi aparecer, en