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HISTORIAS

deaba şu: ouello , que presantando. un şuparlatiso nuda, dejaba caer sobre el pecho şus pun'as pretensjosamente largas. i : Habiendo bajadp, como he dicho, á unos cien piés del suelo, el enano fue ataoado repentinamente de un temblor nervioso,. y pareció con pocos deseos de acercarse mas á la lierra firme. Echó una pantidad de arena de un saco. de lienzo que lavantó con mucho trabajo, y permaneció estacionario durapte uu momento. Entonçes, con ademanes vivos y precipitados, sacó del bolsillo del pałetó una gran Cartera de cardoban. Pesgla detenidamepte en la mano, la examinó con aire de estrema sorpresa, opmo si są admirara de su muchopeso: abrióła, sacó pna enorme carta sellada con lacre encarnado, y rodeada da hilo del mismo color; y la dejó caer asta los piés del burgomaestre Superbus Van Underduk.

Su exçeleacia, se bajó.á recogerla: perv el aereo nauta, al pareqer, siempre inquieto, y no teniendo que hager, nada ¿mas. en Rotterdam, empezó á prepararse para la marcha; y como para eleyarse de nueva le era preciso descargar una porcion de lastre, sin tomarse la molestia de vaciarlos, unos seis sacos que, arrojó sucesivamente cayeron en: las 89- paldas del desdiçhado burgomaestre y le tombaron media docena de vepes en presencoia de todo el pveblo de Ratterdam: No șe yaya á suponer que el gran Underduk dejara, pasar: impunemente esta impertinenoia del viejo. hombrecillg : al contrario, á cada uno de SİLA seis tumbos arrojó seis bocapadas de lumo distior 6.