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EPOCA MAIRITANA

procuraría que no sufriesen el menor menoscabo todos aquellos pormenores, todos aquellos tinos adornos que enriquecían la obra musulmana; y así no es de extrañar, que también en esta ocasión, el palustre del albañil, macizase huecos y cubrióse arquerías, molduras y ornatos de azulejos, en vez de atender á su conservación, restaurando las partes maltratadas y completando aquellas otras deterioradas por la acción del tiempo. Por fortuna concretáronse á macizar y á ocultar los mutilados adornos, y gracias á ésto, no se han perdido del todo datos de gran interés para el estudio de la arquitectura de los moros andaluces, sino que, por el contrario, con motivo de esta última restauración, los hemos puesto á la vista, y hoy ofrece este segundo cuerpo de la Torre todos los primores de sus primitivos adornos. En cada una de sus caras fueron descubiertos arquitos ornamentales, unos ultrasemicirculares, otros de ojiva túmida angrelados, con sus enjutas enriquecidas de rombos de azulejos blancos y verde malaquita. En la parte superior de dicha Torre, inmediata al cuerpo de almenas, se hallaron restos de cintas, también de barro cocido y vidriado de verde del mismo tono que los rombos, que por encontrarse en muy escaso número, hubo que completar con azulejos modernos, pudiendo observar que los mosaicos de todas la i enjutas tuvieron la misma disposición y los mismos colores, y este dato nos lleva á pensar, que, tal vez, en él se fundase la tradición que explica el nombre de esta hermosa fábrica, afirmando que se llamó así por los brillantes destellos que producían sus azulejos al ser heridos por el sol, los cuales pudieron adornarla en otras muchas partes.

En el año 1890, al remover el pavimento del Coro de nuestra Basílica, y como á un metro próximamente del nivel actual, al pie del segundo pilar del mismo Coro, del lado del Evangelio, descubrióse un trozo de solería de azulejos, formando mosaico, que medía en conjunto, casi un metro cuadrado, y constaba de una combinación geométrica, formando estrellas, de cada una de las cuales partían radios, que al unirse con las inmediatas y enlazarse entre sí formaban otras mayores. Las centrales eran negras, blancas y del color del ladrillo rojo; estas últimas no conservan el vidrio que, caso de haberlo tenido, pudo bien, ser melado. En al-