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ridos como cualquier viajante puede traer su título de cónsul... »

En este vaivén de programas, reformas y discusiones por un lado, y por el otro, de indiferencias y de necias creencias, en medio del abatimiento general que encadenaba las alas de la prosperidad intelectual, pasaron los primeros años de la independencia.[1]

La activa propaganda en pro de la medicina, había preparado algo el terreno para iniciar su implantación. El surco definitivo abierto para tan fecunda simiente, se debe al esfuerzo vigoroso del ministro Joaquin Tocornal que después de emular á la juventud por todos los medios oficiales y particulares de su elevada posición, inculcó á su hijo Francisco Javier el cariño por dicha ciencia hasta hacerlo encabezar con su nombre la matrícula del primer curso de medicina que se estableciera en Chile dentro del réjimen republicano. Este acto de patriotismo del joven Tocornal salvó la situación y pudo más que todas las propagandas y ofrendas del Gobierno para conseguir alumnos. Este sólo hecho bastó para aniquilar las timideces y mezquinas preocupaciones sociales, y en pocos dias hubo alumnos para formar el primer cuadro de estudiantes, lo que revela, con claridades de linterna, cual era el vasallaje intelectual y absurdo que dominaba en nuestra pobre colonia.


  1. La «Sociedad de Amigos del Pais», fundada en 1818, y el «Tribunal de Educación» creado en 1823, bajo la presidencia del Senador don José María Rosas, para dirijir la enseñanza pública, fueron asociaciones que contribuyeron en mucho al fomento de la instrucción y á la emulación por el estudio.