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cia con el tema que tratamos, aunque avance muchos puntos sobre inoculación y viruelas que son objeto de un capítulo especial.

Otra cuarentena rigorosa fue impuesta al buque «El Valdiviano», en 1790, en la bahía de Coquimbo, por llegar inficionado de viruelas desde el puerto de Valparaíso. Aí tratar de los informes técnicos dados por fray José Flores, y fray Juan

    que el temido contagio de Virhuelas no se estenderá sujetándose a las nacionales cautelas de que se a usado, y a otros que se pueden añadir.

    En resumen es nuestro dictamen, que para evitar que las Virhuelas que padeze la parte de la tripulacion del San Pedro Alcántara que se ha desembarcado en Quiriquina rehagan epidemia pestilencial, ó comun, se mantengan dichos enfermos en la referida Isla, el buque fondeado en la boca Chica, y que se intercepte toda comunicacion de la gente de tierra con la de a bordo, y la de dicha Isla. I respecto a que, el expresado Navio tiene que rezebir a su bordo carga que tiene depositada en Talcahuano, desde luego será necesario, que esta se conduzca, a la ribera de dicha boca chica, prohibiendo enteramente se saque cosa alguna de a bordo para tierra, porque todas las cosas contenidas en el buque deben estar impregnadas de los miasmas, contajiosos virolentos, pues estos como oleosos son fácilmente adherentes a los cuerpos inanimados, y las cosas que se componen de estopas, lanas, linos, o maderas son suceptibles de ellos.

    Para corregir el ambiente puede quemarse pólvora tanto en el Navio (lo que podrá azerse aziendo fuego la Artillería con algunas piezas por ambos costados, y poniendo peveteros de alquitran, azufre y pólvora) como en Quiriquina en donde pueden a mas de esto quemarse algunos leños olorosos como el Arrayan, Pehumo, Colliguay, y otros de esta clase, pues estas materias quemadas embalsaman el aire y corrixen los miasmas nadantes en él. Al mismo fin será muy útil regar el Navio con Vinagre fuerte, y aun el mismo ospital en que se mantienen los enfermos porque este líquido es un gran incindente de los corpúsculos contajiosos.

    La pretension para que el navio baxe a Valparaiso nos parece intempestiva, por que no siendo el contajio de Viruelas permanente, esto es de larga duracion, abiendo fondeado el S. Pedro el 22 del mes pasado, quando lleguen las providencias de V. S. a la Concepcion, ya serán pasados cerca de treinta dias, tiempo sobrado para que los enfermos desembarcados hayan convalecido, ó muerto. Sobre todo el justificado zelo de V. S. determinará lo que le pareciere mas acertado. Santiago y Febrero 12 de 1785 años.—Dr. Joseph Ant.° Ríos.—Dr. Fr. Pedro Manuel Chaparro.—Dr. Cipriano Mesías.— Joseph Llenes.

    Informe del Protomedicato en que se propone la inoculación, y otros medios, para impedir el desarrollo de las Viruelas en Concepción en 1779.

    El Protomédico de este Reino, en cumplimiento del superior decreto de V. S. de 20 del próximo pasado setiembre, para que informe este Protomedicato en el espediente remitido por el Sr. Gob. é Intendente de la ciudad de la Concepción y su obispado. Dice: Que a este fin junta a todos los profesores de su facultad, y haviéndose hecho cargo de lo que ministran los Acuerdos celebrados en Cabildo avierto de aquella ciudad en 3, 7 y 16 de agosto del pte. año, y lo que anuncia la representacion de su Síndico Procurador, despues de haber conferenciado latamente y refleccionado con madurés tan importante asunto, fueron de unánime sentir, que devían informar a V. S. lo siguiente: