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Letras, tanta instrucción en las Gentes, se cometen tan execrables delitos, que será en esta Capital donde ha avido persona que exercite el oficio de partear ignorando aún la doctrina christiana. En effecto es tan deplorable el estado en que se halla este exercicio, que solo se aplican á el Mulatas, Indias, Gentes sin Dios ni Lei, basta el no tener algún modo de buscar la vida, para aplicarse á partear. Este lamentable estado estimulando la conciencia al Protomédico le hizo pensar seriamente qué medios tomaría para el bien público, y descargo de su conciencia. En effecto no hallando otro medio que el que dirá abajo lo propuso al M. I. S. P. Dn. Ambrosio de Benavides (que fué de este Reino) pero como por varios acontecimientos se suspendió la Erección de este Tribunal, se quedaron las cosas como se estaban; y estando como hasta haora en sus rudimentos no ha podido tomar las providencias correspondientes.

De lo dicho collegirá V. S. que no ha havido más costumbre en este punto que la que hubo en Castilla en los Siglos pasados.

Las parteras actuales no solo no tienen aprovación del Protomedicato, pero ni pueden tenerla, porque siendo una gente tan rústica, la que se aplica á este exercicio no saben ni aun leer, circunstancia precisa para que se impongan en la cartilla de partear; ya se bée que estos abusos exigen para su corrección las mas serias providencias por lo que el único medio que halla el Protomédico es que se mande á los cirujanos de esta ciudad enseñen el arte de partear, á una ó dos mugeres ábiles; que estas ia instruídas se examinen en el Protomedicato, dándoseles su título correspondiente que examinadas estas formen una especie de Escuela de Mujeres de la mesma naturaleza ábiles, hasta completar el número correspondiente á esta ciudad; y examinadas todas se prohiva rigurosamente el uso de este exercicio á cualesquier otras. Esto á primera vista me parece no tener dificultad, pero el Protomédico la halla gravísima; no está esta de parte de los cirujanos de cuio piadoso corazón no duda el Protomédico, que harían con todo cuidado quanto se les mandase en este punto. La dificultad está de parte de las Mujeres, pudiéndose decir á semejanza lo que dixo el Sabio de la Mujer fuerte, quien la hallará? porque quien hallará en Santiago de Chile mujeres de esta naturaleza que se apliquen al exercicio de partear, quando la mesma ignorancia les persuade ser un oficio muy infame, y la natural sovervia que Reina en este sexo es tan grande en Santiago que la que apenas es Española, ia es pariente de las Señoras Condesas y Marquezas, y es proposición escandalosa el solo proferirles que se apliquen al exercicio de partear, de que es buen testigo el mesmo Proto-