con cierta suprema felicidad el nombre del primer puelche en cuya sucia chasca vertió el agua purificadora de la gracia. Llamábase éste Antulien.
Entró i salió de los Andes en esta campaña el misionero de Boroa por el boquete de Villarrica, del cual da los detalles mas prolijos en su historia, revelando que es un paso llano, asi como el de Chagel, situado en su vecindad, "el cual dice (de el de Villarrica) se pasa sin penalidad ninguna, por ser toda una abra, i al fin della una pequeña subida" [1].
En este viaje pasó Rosales a vado el Tolten, "con el agua a las rodillas del caballo," en el verano de 1652-53, i a su regreso visitó las minas de sal de Chadigue, de que hace minuciosa descripcion en el libro segundo de su historia, i las cuales constituyen la mayor riqueza i comercio de los indios pehuenches. Son fuentes salinas sumamente abundantes que se evaporan en diversos arroyuelos, dejando gruesas capas de alba sal que aquellos cojen i venden a los araucanos del interior. Este comercio existe todavía.
XIX.
Cuando el infatigable misionero regresaba a los llanos, en el verano de 1653-54, encontró que el ejército español, a las órdenes de Juan Salazar, se dirijia, con el pretesto de castigar a los indios de Carelmapu i de Valdivia, por el asesinato alevoso de unos náufragos, a robar "piezas" en los llanos de Osorno, de modo que se halló presente en la total i miserable derrota de aquel ladron de niños ocurrida a orillas del rio Bueno, el memorable 14 de enero de 1654.
XX.
En esta ocasion los indios acaudillados por los bravos mestizos que habian nacido de las cautivas de las Siete Ciudades, pelearon tras de trincheras i con armas de fuego. Cuenta el mismo Rosales que una de sus balas cayó a sus piés. Sucedió esto en el vado llamado del Coronel.
Alentados los indios con aquel castigo de sus opresores, hicieron viajar secretamente su flecha desde el rio Bueno al Maule i desde Carelmapu, en la costa del Pacífico, a las cordilleras de Alico, i quedó acordada una rebelion jeneral que sobrepasaria en estragos, en venganzas i en horrores a las dos que la habian precedido en tiempo de Valdivia (1553) i del gobernador Loyola (1599).
Por las relaciones íntimas i afectuosas que el padre Rosales mantenia entre las tribus araucanas, i no obstante la veleidad de éstas, o tal vez en razon de ella, supo o sospechó aquél en tiempo el plan de los conjurados en su asilo de Boroa, i dió continuos avisos, pero en vano, a las autoridades militares del lugar i del reino. Mas, estaban de tal modo engolosinados en el botin los Salazar i su hermana la gobernadora,
- ↑ Historia, L. II, cap. III.