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XVIII
BIOGRAFÍA

años el bravo Juan Rodulfo Lisperguer, pereciendo en una celada con todos sus secuaces, cuyo desastre fué la victoria mas cruel i mas completa de los araucanos despues de la muerte de Valdivia i de Oñes de Loyola (1606). Boroa está situado en el riñon de la Araucanía, equidistante entre Penco i Valdivia, i en medio de colinas blandas i boscosas densamente pobladas.

Como corrian tiempos de paz, la eleccion de los misioneros de Boroa hacíase asunto capital de buen gobierno i de buen éxito. "Pidió, dice el propio Rosales del gobernador Muxica, al padre Luis Pacheco, vice-provincial de la vice-provincia de Chile, dos padres de buen celo i espíritu para esta mision, sabios en la lengua de los indios i del agrado i virtud necesaria para tratar con jente nueva. I habiéndose encomendado a nuestro Señor i mandado hacer en la vice-provincia muchas oraciones para escojerlos, elijió al padre Francisco de Astorga, rector de la mision de Buena Esperanza, i por mi buena ventura me señaló a mí por su compañero" [1].

XVI.

Encontrábase ocupado Diego de Rosales con Juan Fernandez Rebolledo en plantear la fortaleza i casa de conversion de Boroa cuando hizo su entrada en el reino el funesto don Antonio de Acuña, cuyo es el nombre del mal soldado i detestable gobernante que hemos dicho sucedió a Mujica (1650).

Puesto desde el primer dia por Acuña i sus deudos en ejecucion su plan de saqueo de haciendas i robo de indios, llamados estos últimos simplemente "piezas," para venderlos en las minas del Perú (en cuyos distritos aquel habia sido correjidor), comenzó de nuevo el sordo fermento de las tribus, mal apagado por las paces de Baides.

Empeñáronse desde luego los dos cuñados del gobernador, nombrados por su hermana el uno maestre de campo jeneral i sarjento mayor el otro de los tercios españoles, que eran los dos puestos militares mas altos del reino, en maloquear las reducciones de la Cordillera para robarles sus hijos, i como comenzaran a convocarse los espoliados caciques para tomar las armas, receloso de mal suceso el gobernador, suplicó al padre Rosales se dirijiese desde Boroa a apaciguar con promesas a los pehuenches, los puelches i otras tribus belicosas que habitan en el interior de los valles andinos.

Ejecutó de buen grado i con su acostumbrada buena estrella esta penosa mision el padre misionero, pero exijiendo ántes del gobernador i sus rapaces cuñados garantías de lealtad en el cumplimiento de sus pactos, porque el padre no solo era hombre de bien, sino que amaba sinceramente a los indios, cuyos vivos sentimientos viénense a los puntos de su pluma en cada pájina de su libro.

Pasó el animoso misionero en esta escursion hasta las famosas lagunas de Epulababquen, situadas en el riñon de la cordillera de los Andes, frente a Villarrica, i que


  1. Rosales.—Vida del padre Francisco Astorga.