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XVI
ADVERTENCIA

en su Historia diversas incidencias de aquella pacífica campaña, i entre otras la de haber presentado el mismo al presidente una especie de raton-kangaru, que llevaba sus chicuelos en una bolsa formada por su propia epidermis, i cuya especie parece del todo desaparecida de nuestra fauna hoi dia. Da tambien noticia el minucioso observador, jesuita de la terrible erupcion del Llayma ocurrida por aquel tiempo, que despeñó un cono inmenso de fuego sobre las aguas del lago, cociendo, segun Carvallo, sus pescados como si hubiera sido en una marmita [1].

XII.

El padre Rosales tuvo un puesto conspicuo en el parlamento de Quillin. Es cierto que con su natural modestia, ni una sola vez desmentida en el curso de su escrito, sino al contrario confirmada con hechos verdaderamente preclaros; es cierto, deciamos, que en aquella ocasion solemne cedió el puesto de honor, que era el de la arenga jeneral con que se abria el parlamento en nombre del rei, a su colega i amigo el padre Juan de Moscoso, quien, por ser natural del reino (hijo de Concepcion), le aventajaba en la soltura con que vertia la lengua de los naturales; pero lo que pone de relieve la importancia política alcanzada ya por Rosales en esa época, es que el marques de Baides le confiara la pacificacion de los pehuenches, asi como él en persona habia logrado desde años atrás la de los huilliches o araucanos propios.

Completa i rápida fortuna acompañó al embajador jesuita en este primer viaje al corazon de la Cordillera, pues trajo de paz todas las tribus inquietas, i ademas recojió en aquella jornada nociones preciosas de jeografía, de botánica i aun de jeolojía, cuya ciencia apénas era en esa época una especie de nube que envolvia la tierra desde los dias del Jénesis. En el primer libro de su historia, consagrado a las tradiciones de ritos de los indios, el entendido jesuita hace caudal de aquellos reconocimientos, que a su juicio, entre otras deducciones científicas, dejaban certidumbre natural de la universalidad del diluvio.

XIII.

Ocurre en esta parte de la vida del misionero una laguna que es difícil orillar, perdido el sendero que a ella conduce, desde hace mas de dos siglos. Sábese solo que regresó otra vez a su cara mision de Arauco, que allí levantó una iglesia "mejor que la de Penco", i que incendiada ésta por el descuido de un muchacho, volvió a reedificarla con mayor suntuosidad. Careciendo el asiento de Arauco de un raudal apropiado, construyó tambien el padre Rosales un molino en el estero vecino llamado de las Cruces, por las que algunos de sus guijarros tenian esculpidas en sus faces. El padre Rosales,


  1. Rosales llama este volcan Aliante. Pero por la posicion jeográfica que le fija no puede ser sino el que hoi se denomina Llayma, el cual domina con su notable cono todas las planicies de la Araucanía entre el ígneo Antuco i la majestuosa pirámide de Villarrica. Dice el misionero que él vio la erupcion i sus estragos en el mes de febrero de 1640.