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DIEGO DE ROSALES.

observancias y ficciones de que haré mencion en el tercer tomo.

Persuadidos a que las almas son corporeas y a que en otra vida comen y necessitan de abrigo y...[1] les ponen a los diffuntos en las sepulturas los mexores vestidos que tenian en vida, las joyas y las armas, para que peleen; fuego para que con él allá se alumbren y hagan sus candeladas, y comida para que coman. Y assi les llenan los sepulcros de cantaros de chicha, de assadores de carne, de aves, maiz, harina de cebada, y lo demas que cada uno, segun su piedad y compassion que tiene al difiunto, le parece. Es cada entierro una borrachera que dura tres y cuatro dias, cantando las exequias al diffunto; para cuyo entierro hazen los poetas sus romances particulares y se los pagan los parientes con chicha. Y despues le hazen al cabo de año, que es otra borrachera en que se juntan, como para el entierro, todos los parientes, y trahen muchas ovejas, carneros y chicha, y sobre la sepultura los matan y derraman la sangre para que tenga el muerto que comer. Y luego dan vueltas al rededor, llebando en las manos jarros de chicha, y como van passando van haziendo un razonamiento al diffunto, diziéndole la falta que haze y contándole lo que por acá ha pasado desde que murió, y luego le echan la chicha diziéndole: que no deiará de tener sed, que beba. Y renovando la comida que tenia en la sepultura, le ponen otra fresca y nuevos cantaros de chicha. Con que le dejan para siempre.

Pero los caciques y indios nobles, para que su memoria quede para siempre, se hazen enterrar en los cerros mas altos y en los lugares donde se juntan a jugar a la chueca o en los Regues, que son los lugares donde se juntan a tratar las cosas de importancia, que son como los lugares de el cabildo, y como alli se hazen las borracheras y las fiestas principales, la parentela va, antes de beber, a derramar en su sepultura cada uno un jarro de chicha, brindándole para que beba y se halle en la fiesta. Y quando les dezimos que todo aquello es error y engaño y que las almas de los diffuntos no comen ni beben, porque son espirituales, hasta que entra en ellos la fe y la luz de lo eterno, se rien y nos argumentan con lo que la Iglesia haze con los diffuntos, que pone sobre sus sepulturas luces, ofrendas de pan y vino y carne, y otras cosas. Y dizen que somos unos embusteros, que reprehendemos lo que ellos hazen y caemos en lo mismo. Hasta que con la predicacion y con el tiempo se hazen capaces de que las almas no necessitan de comida y que las ofrendas de los fieles no las ponen en las sepulturas de los diffuntos para que las coman, sino por via de ofrenda, para que Dios les perdone sus pecados por ella y los lleve al cielo, aliviándolos de las penas de el Purgatorio: todo lo qual es para ellos algarabia, porque ni saben de cielo, ni de infierno, ni de purgatorio; ni quieren creer que uno despues de muerto padezca, diziendo que no es posible padecer el muerto.

Como les falta la fe y el conocimiento de Dios, tropiezan y caen en muchos errores, agüeros y abusiones. Creen facilmente en sus sueños y los cuentan como cosa verdadera, y assi se guardan si han tenido alguna pessadilla, y si algun sueño alegre lo creen y esperan que les ha de suceder assi porque lo soñaron. Tienen agüeros y abusiones en los paxaros, y particularmente al paxaro que llaman Meru le tienen


  1. Inintelijible.